El 17 de enero de 1991, con el fallecimiento del Rey Olav V de Noruega, comenzaría el reinado de su único hijo varón, el Rey Harald V.
La formalización del acceso al trono del Rey se llevó a cabo mediante el juramento de la Constitución, pues la ceremonia de coronación fue abolida en 1908 por el Parlamento, ya que se consideraba contraria al espíritu democrático de Noruega.
El 21 de Enero, solo cuatro días después del fallecimiento del Rey Olav, el presidente de la Asamblea Nacional, Jo Benkow tomaría juramento al Rey Harald.
El nuevo soberano, vestido con el uniforme de un general en el ejército noruego con el collar de la orden más alta de Noruega, la Orden de San Olav, alrededor de sus hombros y la banda de la Orden del Mérito en el pecho, juró defender la Constitución y dio un breve discurso.
La Reina Sonja, vestida de riguroso luto, con la banda de la Orden de San Olav, acompaño a su esposo. Noruega no había tenido una reina desde que la Reina Maud murió en 1938, y Sonja había estado actuando como primera dama de su suegro desde su matrimonio con Harald en 1968.
El Rey Harald optó por continuar la tradición que comenzó su padre el Rey Olav V en 1957, complementando la ceremonia secular con una ceremonia religiosa de consagración y bendición (signing til kongsgjerning), que se celebró en la catedral luterana de Nidaros, situada en la población de Trondheim, donde se habían coronado a los reyes noruegos hasta 1814, con las coronas del Rey y de la Reina colocadas frente al altar.
La formalización del acceso al trono del Rey se llevó a cabo mediante el juramento de la Constitución, pues la ceremonia de coronación fue abolida en 1908 por el Parlamento, ya que se consideraba contraria al espíritu democrático de Noruega.
El 21 de Enero, solo cuatro días después del fallecimiento del Rey Olav, el presidente de la Asamblea Nacional, Jo Benkow tomaría juramento al Rey Harald.
El nuevo soberano, vestido con el uniforme de un general en el ejército noruego con el collar de la orden más alta de Noruega, la Orden de San Olav, alrededor de sus hombros y la banda de la Orden del Mérito en el pecho, juró defender la Constitución y dio un breve discurso.
La Reina Sonja, vestida de riguroso luto, con la banda de la Orden de San Olav, acompaño a su esposo. Noruega no había tenido una reina desde que la Reina Maud murió en 1938, y Sonja había estado actuando como primera dama de su suegro desde su matrimonio con Harald en 1968.
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| El Rey jura la Constitución en la Asamblea Nacional |
El Rey Harald optó por continuar la tradición que comenzó su padre el Rey Olav V en 1957, complementando la ceremonia secular con una ceremonia religiosa de consagración y bendición (signing til kongsgjerning), que se celebró en la catedral luterana de Nidaros, situada en la población de Trondheim, donde se habían coronado a los reyes noruegos hasta 1814, con las coronas del Rey y de la Reina colocadas frente al altar.
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| Entrada de los Reyes y sus hijos a la Catedral de Nidaros |
La fecha elegida para esta ceremonia de raíces históricas, fue el 23 de junio de 1991, lo que permitó unos meses para el final del período de duelo y de la planificación requerida.
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El Rey y la Reina estuvieron sentados durante la ceremonia religiosa en tronos de coronación de oro que datan de 1818.
La consagración en Trondheim fue oficiada por los obispos Finn Wagle y Andreas Aarflot en presencia de unos 2.000 asistentes, entre los que se encontraban los representantes del Gobierno, encabezados por la primera ministra, Gro Harlem Bruntland.
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| Momento de la Consagración del Rey |
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La Reina Sonia llevaba un vestido blanco con cola y sobre capa, y en lugar de una tiara usaba un tocado de estilo kokoshnik.
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| La Corona Real presidió la ceremonia |
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Los Príncipes Marta Luisa y Haakon también participaron en la ceremonia. La Princesa, de 19 años, vestía de blanco como su madre, y el Príncipe Haakon Magnus, de 17 años, no llevaba uniforme, ya que no había entrado en el ejército todavía.
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| Foto Oficial |
Con el fin de no restar protagonismo a los nuevos Reyes de Noruega, no fueron invitados representantes de otras Casas Reales, solo el cuerpo diplomático acreditado estuvo presente.
El acto de la Consagración evidencia la profunda identificación entre la Corona, el Gobierno y la Iglesia.
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