Mónaco - Boda de Rainiero y Grace

En 1956 se celebraba una de las bodas más mediaticas del siglo XX, la del Príncipe Rainiero III de Mónaco con la actriz americana Grace Kelly.




El 19 de abril, en el Palacio Grimaldi, la famosa actriz de Hollywood, ganadora de un Oscar, se preparaba para el que sería su último papel: el de Princesa.

La boda fue un acontecimiento mundial, porque aunque la realeza europea le dio la espalda y no asistió a la ceremonia por tratarse de una plebeya (cómo han cambiado los tiempos) -sólo el Rey Faruk de Egipto y el viejo Aga Khan se dignaron a acudir-, la primera dama de Hollywood dio el sí ante 600 invitados, 2.000 periodistas y 30 millones de telespectadores.


Grace Kelly antes de salir hacia la Catedral

La actriz asomada a la escalinata del Palacio Grimaldi

Grace del brazo de su padre, John Brendan Kelly camino de la Catedral

En la Catedral de San Nicolás, profudamente adornada con flores blancas y rojas, recibió a la novia el Príncipe Rainiero de Mónaco, que vestía de uniforme.




Momento del intercambio de los anillos


Los Príncipes a la salida de la Catedral


Los monegascos regalaron a Grace y Rainiero un Rolls Royce descapotable, negro y crema como regalo de boda. Después de la ceremonia religiosa, la pareja recorrió en él las calles de Montecarlo para que todos los ciudadanos pudieron disfrutar de la belleza de la novia y la felicidad de la pareja


Los Príncipes en el Rolls Royce


Desde uno de los balcones del Palacio, el Príncipe Rainiero con la flamante Princesa Gracia, salieron a saludar.


La princesa escogió para el momento más importante de su vida, un maravilloso vestido de la diseñadora americana Helen Rose, ganadora de dos Oscar y quien le diseñaba todos los vestidos para las películas de la Metro Goldwyn Mayer.
Un modelo muy femenino y ajustado, con cuerpo de encaje francés de cuello alto y manga larja, y falda ligeramente abullonada, unidas por un fajín que marcaban su estrecha cintura. En el diseño se utilizaron veinticinco metros de tafetán de seda.
La tiara, decorada con flores de azahar talladas en brillantes y perlas, sujetaba el precioso velo de 90 metros de tul, un modelo muy actual, que también tenía detalles de encaje alrededor.

La Princesa Gracia Patricia con sus damas de honor

La nueva Princesa recorre una de las galerias del Palacio con su esposo


Toda la población adulta de Mónaco fue invitada a la celebración de la boda. Resulta curioso imaginarse un jefe de estado invitando a todos sus súbditos a su banquete de bodas. En un pequeño estado como Mónaco eso fue más sencillo, no obstante se reunieron más de 3.000 monegascos.




Como regalo de boda de la Metro-Goldwyn-Mayer, Grace recibió todo el vestuario de “Alta sociedad” (su última película), así como el magnífico vestido de boda diseñado por Helen Rose.

Cuando la futura princesa dio el sí definitivo a su diseño nupcial, e inmediatamente, 35 artesanos entre modistas, bordadoras y especialistas en color, dedicaron seis semanas a crearlo.


Actualmente el vestido de novia de Grace está expuesto en el Museo de Filadelfia, su ciudad natal, una donación realizada por Grace en vida.

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